lunes, 6 de junio de 2011

Reportaje Grado 0, Núm. 1, marzo.

Los nuevos caminos del libro en Chile

MICROEDICIÓN AL

FRENTE

Mientras las editoriales

establecidas se alejan cada

vez más de los nuevos autores

para asegurar niveles de

venta, las microeditoriales

hacen el trabajo de dar tiraje

a las nuevas voces de la literatura

nacional. pero, ¿es

posible generalizar el trabajo

de las microeditoriales?

el siguiente reportaje trata

de dividir el campo a partir

de ciertas experiencias.

El auge microeditorial actual tiene su origen

en la falta de industria editorial dispuesta a

apostar por libros de relativa proyección comercial,

en contraste con una abundante producción

escritural incentivada en talleres de

centros culturales y especialmente por la Beca

de Creación Literaria del Fondo del Libro, que

entrega tiempo y dinero para la redacción de

una obra, que, en definitiva, no va a ningún

lado, ya que, excepto los consagrados que repiten

el beneficio, los autores deben buscar y

rebuscar quien los edite.

El objetivo es ese libro formal, obsesión de escritores

amateurs y profesionales con lomo y

del mejor material posible, dejando el sistémico

formato del blog atrás. Pero habitualmente

las expectativas tienden a no cumplirse. En el

camino quedaron las papeletas de rechazo de

las multinacionales y la falta de respuesta de las

editoriales nacionales independientes de respeto.

LA CONDICIÓN

OBJETIVA.

La mayor o menor profesionalización de estas

microeditoriales puede estar ligada al tiempo

que le dedican estos gestores/editores a su labor.

Pero parece haber una relación inversa en

calidad literaria a tiempo dedicado. Mientras

un editor que lleva a cabo todo el proceso ad

honorem le significa desgate mental y hasta

económico, el editor independiente que ha de

vivir de su labor está supeditado al bolsillo de

sus autores. Así, el trabajo que no busca lucro

es casi un punto de vista llevado a cabo

de manera tangible, mientras que el que paga

por especificidad de conocimientos paga por

servicios, algo que no le ha de ser negado.

El tiraje básico llega a los cien ejemplares, y

la respuesta de los medios está habitualmente

determinada por los contactos. No llegan a los

malls sino a una limitada cantidad de librerías.

NUEVOS FORMATOS.

Gracias al trabajo microeditorial el libro formal

dejó de ser una opción única. En esta

línea podemos observar las publicaciones de

ediciones Cuadro de Tiza, Perro de Puerto,

Nihil Obstat, Economías de Guerra y Contraluz

entre otras, que son fabricadas en casa,

así como las hechas con cartón de Animita

y Canita Cartonera (realizadas en presidio),

variantes nacionales de Eloísa Cartonera, el

justificado origen argentino.

Estas hechuras de libros tienen un carácter

político, ya que desechan el formato del libro

transnacional, algo después de un rato lógico:

¿por qué un libro hecho en una región de

Chile debe tener la misma factura que uno

hecho es España? ¿por qué una publicación

que viene a cerrar un proceso de un autor debe

mantener los estándares superficiales de calidad

de un best seller?

Pero superando lo formal las microeditoriales

están haciendo las tareas más allá de la publicación

de las nuevas voces: traducen tanto

literatura (Abejas de Silvia Plath, Cuadro

de Tiza), como pensamiento (Millenium de

Hakim Bey, Nihil Obstat), investigaciones

tradicionales (Manual de Ginecología Natural

de Pabla Pérez, La Picadora de Papel) y

rescatan a voces chilenas establecidas (Medianía

de Marcelo Mellado, Economías de Guerra)

o perdidas (Prosa rescatada de Carlos Pezoa

Véliz, Ediciones Perro de Puerto). Además, están

abiertas a los cómics y a libros de arte. Lo más

importante es que entregan la posibilidad de generar

cánones distintos a los establecidos tanto en

el ámbito académico como en el comercial.

OPORTUNIDADES Y

TRAMPAS.

Ya lleva dos versiones un concurso del Fondo del

Libro de apoyo a las microeditoriales. En sus importantes

beneficios está la posibilidad de equipamiento

y capacitación. En sus exigencias, estar

acreditado como editorial frente al Servicio de

Impuestos Internos, lo que sistematiza una producción

no legalizada. Esto sin duda divide a las

microeditoriales entre las que se visualizan como

una empresa y las que tienen una posición que va

más de lo económico.

Para entender que no existe una manera de concebir

la microedición, aquel requisito fue solicitado

por los representantes de La Furia del Libro,

que es sin duda una iniciativa notable pues cualquiera

proyecto puede participar. -sin restricción

tributaria-, son realizadas en espacios culturales

contingentes y en cada versión va logrando generar

un público específico para la edición independiente.

Quizá el limitante básico es la sospecha, algo demasiado

arraigado en el país. De cómo entregar

fondos a proyectos de relativa duración, siendo

que lo importante son los libros, no quiénes los

producen. Un caso que podría representar las

limitaciones de tal exigencia es el colectivo La

Faunita, que llaman a sus publicaciones libros decimales

“pues la nuestra es una escritura que se

resiste a la Unidad del Libro. A diferencia de la

escritura envasada en un Libro, la nuestra demanda

circular de mano en mano, escurrirse antes que

distribuirse”, como apunta Felipe Becerra. Cabe

decir La Faunita no hace distribución formal y

sus libros se consiguen a través de trueque. Si este

fuese un grupo automarginado por los premios y

la crítica-Becerra y Maorí Pérez han obtenido el

premio Bolaño y positivos comentarios de sus publicaciones-

no habría forma de fundamentar lo

siguiente: ¿es en realidad necesario presentar un

proyecto empresarial para editar libros y conseguir

el apoyo del estado?

Girando sobre este eje también sería posible preguntarse

si lo necesitan proyectos de este tipo.

Pero al fin este tipo de exclusiones dividen el acto

microeditorial hasta el punto de generar veredas

entre quienes están dispuestos a tributar, pagar el

ISBN -que en Chile tiene un monopolio pese a

que en otros países se puede autogenerar a través

de la web- y los que no, que mientras el ánimo

dure funcionan como células inquietantes de una

de certeza: no es concebible depender de una fundación

ni de un fondo para hacer libros ni menos

para escribirlos.

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